LA «CATÓLICA» ESPAÑA VOTA A POLÍTICOS QUE O «NO CREEN» O «NO LO DICEN»: 7 CAUSAS DE LAS QUE APRENDER

Escrito por Jorge Sotomayor

09/11/2025

La falta de proporcionalidad denota un intento de apartar la fe de la vida pública. Estas 
cifras también podrían considerarse como un fracaso en formar católicos con vocación pública



Si tenemos en cuenta que España sigue siendo un país de mayoría católica, incluso si tomamos como modelo las –a todas luces– falsarias cifras del CIS del activista socialista José Félix Tezanos.

Según el último Barómetro de abril de 2025, en España se declaraban católicos el 55% de sus habitantes (seamos más concretos, de sus adultos con nacionalidad española, hay 6,5 millones de personas en España sin esa nacionalidad, el 13% de sus habitantes). Creyentes en general sería solo un 59%.

Bueno, pues con ese porcentaje de católicos en España –que en realidad es mayor–, solo se declaran «creyentes» (concretamente católicos) tres de los 12 grandes líderes de los principales partidos con representación en el Congreso de los Diputados. Un hecho que no es proporcional a la población católica en España y que deja entrever síntomas preocupantes..

Desde el punto de vista de muchos católicos, el hecho de que la mayoría de los líderes de los principales partidos políticos, en una España todavía católica, no sean creyentes (o al menos no lo manifiesten públicamente) es digno de analizar. Aquí te ofrecemos siete síntomas de ello:

1. Desconexión entre la clase política y el alma espiritual de España

Para muchos católicos, la escasa presencia de líderes creyentes en la política española refleja una desconexión entre los dirigentes y las raíces culturales, espirituales y morales del país, que ha sido históricamente católico en sus valores, fiestas, arte, instituciones y visión del ser humano.

2. Un desplazamiento de los valores cristianos de la vida pública

La falta de políticos abiertamente creyentes puede interpretarse también como una pérdida de referencia en los valores del humanismo cristiano, como la dignidad de la vida, la familia, la justicia social o, más aún, el sentido del bien común por encima del interés de partido, algo tan necesario.

3. Una fe reducida al ámbito privado, marginada socialmente

Desde una mirada católica, el hecho de que pocos líderes se declaren abiertamente creyentes puede indicar que la fe se ha confinado al ámbito privado, y que existe una presión cultural para ocultarla o considerarla irrelevante o incluso sospechosa en el espacio político.

4. Evidencia una crisis de testimonio en los propios católicos

Estas cifras también podrían considerarse como un fracaso en formar católicos con vocación pública, que se comprometan con la política desde su fe. La escasa presencia de políticos cristianos también puede reflejar una falta de liderazgo católico fuerte y coherente. Se ha abandonado el campo de batalla.

5. Leyes alejadas de la ley natural y del Evangelio

Precisamente, la ausencia de políticos creyentes facilita la aprobación de leyes contrarias a la antropología cristiana, como el aborto, la eutanasia, la ideología de género o la disolución de la familia, sin apenas oposición desde los que defienden una visión cristiana del ser humano.

6. Percepción de hostilidad cultural hacia el cristianismo

El hecho de que pocos líderes se declaren católicos practicantes en España denota, también, que hay un ambiente hostil o al menos indiferente hacia la fe cristiana

7. Llamado a una nueva evangelización en la vida pública

Pero este fenómeno puede ser un desafío para los católicos: para recuperar la vocación de transformar la sociedad desde dentro, promoviendo la participación política de cristianos formados, valientes y comprometidos que vivan su fe con coherencia en la vida pública.

Hay que decir que la ausencia de fe en los líderes políticos no es sólo una tendencia cultural, sino un síntoma de secularismo avanzado, donde la fe ha perdido peso no por falta de relevancia, sino por falta de testimonio. Se trata de una realidad que interpela a la Iglesia, a las familias y a los propios católicos a asumir con responsabilidad su papel en la vida pública.

 


Fuente: RELIGIÓN EN LIBERTAD

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