«El bisturí no construye una mujer»
LA BIOLOGÍA HABLA
El cuerpo humano está definido desde el instante mismo de la concepción. El sexo biológico no depende de una decisión personal ni de una construcción cultural, sino de un dato inalterable: los cromosomas. El patrón XX corresponde a la mujer, mientras que el patrón XY corresponde al varón. Esta realidad genética se encuentra en cada célula del organismo y no puede ser transformada por cirugías ni tratamientos hormonales.
LO QUE CONSTITUYE A UNA MUJER
Desde la ciencia biológica, una mujer no se define por su vestimenta, ni por su aspecto exterior, sino por la presencia de órganos reproductivos femeninos: ovarios, útero y trompas de Falopio. Estos órganos permiten funciones únicas e irreemplazables:
la producción de óvulos,
la gestación en el útero,
y la capacidad de dar vida.
Ningún procedimiento quirúrgico en un varón puede implantar ni generar órganos funcionales que reemplacen estos sistemas.
EL LÍMITE INFRANQUEABLE DE LA CIRUGÍA
La cirugía de reasignación sexual en un varón puede retirar testículos y modificar la anatomía externa. Los tratamientos hormonales pueden alterar el tono de la voz o redistribuir la grasa corporal. Sin embargo, el resultado es una transformación estética, no biológica.
El paciente seguirá teniendo un código genético XY.
No producirá óvulos.
No podrá menstruar ni gestar.
La frontera entre apariencia y esencia permanece intacta.
CROMOSOMAS: el sello imborrable
Cada célula del cuerpo es testigo de la verdad biológica. Los cromosomas no desaparecen ni se reemplazan; están en la médula ósea, en la piel, en la sangre. Incluso después de una transformación quirúrgica total, un simple análisis genético seguirá revelando la misma respuesta: varón (XY).
CONCLUSIÓN
La biología no cede ante percepciones ni bisturís. Una mujer, en el sentido científico, es quien posee la estructura genética y reproductiva femenina que le permite, potencialmente, engendrar vida. Un varón puede modificar su apariencia externa mediante la cirugía, pero no puede convertirse en mujer desde el punto de vista biológico.
«El bisturí puede imitar, pero nunca crear: la biología dicta la verdad que ninguna mano humana puede reescribir.»